El futuro de la globalización en plena crisis económica
mundial no puede decirse que se encuentra en su punto de quiebre puesto que lo
único que ocurrirá es una transferencia de la hegemonía económica del capitalismo,
es decir de Estados Unidos hacia la
China que hoy en día está cobrando un poder
económico sin precedentes. La globalización como fase del capitalismo se
puede ver como una de las cartas más importantes que dicho modelo de producción
ha jugado para fortalecerse con sus aciertos y desaciertos en pleno siglo XXI,
sin embargo, la globalización que por mucho tiempo se fortaleció a través del
mercado financiero resultó ser también el origen de lo que su pone su fin a
raíz de la crisis financiera que ha afectado al mundo entero y principalmente a
aquellos países que siguieron la política neoliberal para obtener el
reconocimiento de los organismos inherentes a ella, como el FMI, la OMC, la
ONU, etc., todas en su diferente campo de acción.
Ni los
analistas más experimentados podrían asegurar que la crisis financiera que ha
trastocado a todos los ámbitos de la economía representa el fin de la globalización,
más bien supone una oportunidad de redireccionar sus objetivos y sus principios.
Es claro que el poderío que obtuvo en base al capital ficticio resultó ser el
origen de los males económicos que hoy representan una transferencia del modelo
de producción capitalista hacia un país que recientemente se declaro
capitalista y a un continente que sigue unos procesos de integración no
consolidados aún. Los nuevos dirigentes que deben de encausar la continuación
de la globalización deberán entonces considerar que “el dinero sólo funciona
idealmente, como dinero aritmético o medida de valor” (Chesnais 2008 p. 70) más
no para inflar y especular en el mercado financiero y que deberán en todo
momento evitar que la distribución de las rentas esté “condicionada por las
estructuras sociales, de dominio” (Tamemes 2008, p. 79) y revertir el hecho
actual en donde “la distribución de la renta no va en paralelo a la producción”
(Tamemes 2008, p. 79) . Chesnais (2008, p. 71) menciona claramente que la
crisis “es consecuencia de la acumulación de capital–dinero y de la formación
de capital ficticio a gran escala” además la interdependencia cada vez mayor
entre los países se ha traducido en el acelerador de la propagación de la
crisis, es decir, que mientras más apertura haya en los mercados no regulados
existe mayor riesgo del contagio de crisis. En este sentido, las economías
emergentes cobran cierta importancia al ser un pilar fundamental de la
expansión y consolidación de la globalización así como del fortalecimiento del
sistema capitalista, tal es el caso de China que representa la fuente de la mayor
parte de la plusvalía (Chesnais 2008) y la India que se considera un país de
“relocalización de las actividades de servicio informáticos y de producción de
computadoras” (Chesnais 2008, p. 73). Tanto la China como la India son
economías que han tenido una contrapartida en sistema globalizado, pero no como
inversionistas especulativos sino que
han actuado dentro de la economía real (Chesnais 2008). Sin embargo, no hay que
dejar a un lado que la China considerada como la gran fábrica del mundo,
concretamente Pekín debido a sus
necesidades “quiere controlar fuentes de suministros de energía, de materias
primas” (Tamemes 2008, p. 80).
El papel
que jugará Asia en la nueva configuración de la economía global del siglo XXI
tendrá su eje principal en las economías emergentes tanto de China como la
India que se pueden considerar como los líderes que han trazado claramente su
camino dentro del mercado financiero no especulativo. Po tanto, la
globalización seguirá fortaleciéndose en el mercado financiero, pero con características
dominadas por la economía real y no especulativa que necesariamente se traduce
en la reducción o eliminación de la acumulación del capital ficticio que a
través de la hipertrofia financiera provoca ganancias especulativas (Chesnais
200). No hay que ignorar que “el principal escenario de riesgo sistémico
monetario y financiero es el que podría nacer de la baja del dólar más allá de
cierto umbral” (Chesnais 2008, p. 84) y que podría representar la debacle de la
globalización conduciendo a la desagregación de los procesos de integración que
han logrado cierto nivel de multilateralización.
En
resumen, al parecer la globalización no está dispuesta a ceder y esto
principalmente porque las grandes cúpulas empresariales se mueven bajo
intereses económicos y ejemplo de esto es el fracaso de la Ronda de Doha
organizada (La Jornada 2008), es decir, los
Estados Unidos se opuso a la regulación de las subvenciones
gubernamentales a los productores agrícolas. Tal parece ser que el camino de la
globalización se ha trazado por los procesos de integración, pero no hay que
descartar que el papel de los agentes económicos será determinante para la
consolidación de la economía global y principalmente no hay que vulnerar a
aquellos países productores del petróleo que impulsan en gran medida el engranaje
de la economía mundial y tampoco hay que olvidar que “los avances en energías
alternativas son prodigiosos” (Tamemes 2008, p. 89) y es en esto en donde el
capitalismo puede dar muchas sorpresas que van desde la implantación de la
llamada economía verde hasta lo que la fundación FAES llama “Reinventar el
Estado de Bienestar” (Tamemes 2008, p.
93) aunque los problemas del Estado de bienestar no sean propios del
capitalismo puesto que como lo analiza Mauricio Rojas (El Cato 24 de octubre de
2012) se deben a “la idea sobre la que se construye, su estructura y sus
excesos”.
Referencias
Chesnais, F. (2008). El fin
de un ciclo. Alcance y rumbo de la crisis financiera. Laberinto (26-27),
69-86.
La Jornada. (30/07/2008).
El fracaso de la ronda de Doha.
Obtenida el 29 de Noviembre de 2012, de
http://www.jornada.unam.mx/2008/07/30/index.php?section=opinion&article=002a1edi
Rojas, M. (29/10/2012). El
Cato. Obtenida el 29 de Noviembre de 2012 de http://www.elcato.org/el-fraude-del-estado-de-bienestar
Tamemes, R. (2008). En
torno a las Siete vidas del gato. El estado del capitalismo global (Entrevista
de Antonio G. González) (pp. 79-103): II Seminario Atlántico de Pensamiento.